Generación de cristal: La necesidad de volver a la disciplina

El problema de una generación de cristal incapaz de manejar la adversidad, la sobreexposición a la tecnología y la sobreprotección parental.

Sociedad 01 de mayo de 2024
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Generación de cristal: La necesidad de volver a la disciplina

El término "generación de cristal" se ha popularizado para describir a los jóvenes nacidos después del año 2000, caracterizados por su sensibilidad y fragilidad percibida. Esta generación enfrenta críticas por su supuesta incapacidad para manejar la adversidad, lo cual es a menudo atribuido a la sobreprotección parental y a una exposición constante a la tecnología desde una edad temprana.

Este artículo explora cómo las antiguas disciplinas de las artes marciales pueden ofrecer soluciones transformadoras para estos jóvenes, fomentando la resiliencia y el autocontrol.

Características de la Generación de Cristal

Los miembros de la generación de cristal son profundamente influenciados por la tecnología y las redes sociales, elementos centrales en su comunicación y desarrollo de relaciones interpersonales. Estos jóvenes tienden a ser menos resilientes a la frustración y más sensibles a la crítica. Pero ha sido muy influenciados por temáticas que destacan por su compromiso con causas sociales y su disposición para defender lo que consideran justo, mostrando una fuerte sensibilidad hacia temas como el racismo, la misoginia y el cambio climático, aunque a veces exagerado y sin fundamento.

La crianza en ambientes sobreprotectores, junto con un acceso ilimitado a la tecnología, ha moldeado su percepción de la realidad y sus interacciones sociales. Esto ha llevado a que muchos jóvenes de esta generación se sientan inseguros y dependientes, con una percepción de fragilidad que es a menudo exacerbada por la cultura de consumo y la presión social de las redes sociales​.

La Necesidad de Revalorizar la Disciplina

La necesidad de revalorizar la disciplina como un medio para fomentar la resiliencia y la autodeterminación es evidente. Frecuentemente escuchamos a personas mayores proponer el regreso del servicio militar, basados en una nostalgia que ignora el amargo legado de esta institución en la historia argentina, y en todo el mundo. El servicio militar evoca imágenes de abusos y autoritarismo que marcaron a una generación.

Sin embargo, es fundamental no descartar los aspectos positivos que el concepto militar puede ofrecer, como la disciplina, el orden y el respeto. Estos valores son esenciales y los aplicamos inconscientemente en diversas actividades cotidianas, desde el estudio hasta el deporte. Por lo tanto, es importante diferenciar entre los aspectos negativos asociados al militarismo y los principios beneficiosos que pueden adaptarse para mejorar nuestra sociedad.

Orden

Necesitamos orden porque proporciona estructura y predictibilidad en nuestras vidas y sociedades. El orden nos ayuda a establecer normas y reglas claras que facilitan la convivencia y la cooperación entre las personas. Además, permite la planificación eficiente de recursos y la gestión del tiempo, lo que resulta esencial para lograr objetivos y mantener la estabilidad en diversas esferas, como la económica, la social y la personal.

Respeto

Necesitamos respeto porque es fundamental para la convivencia armónica y la creación de relaciones sociales saludables. El respeto fomenta la dignidad, la igualdad y la paz entre las personas, permitiendo que se valore la diversidad y se promueva la inclusión. Además, el respeto mutuo reduce los conflictos y mejora la colaboración en todos los ámbitos de la sociedad. El respeto es esencial para el bienestar individual y colectivo.

Disciplina

Necesitamos disciplina porque es clave para lograr metas y mantener el orden en nuestras vidas. La disciplina nos permite ser consistentes en nuestros esfuerzos, mejorar nuestra eficiencia y manejar mejor nuestro tiempo. También ayuda a desarrollar el autocontrol y la perseverancia, habilidades esenciales para superar obstáculos y enfrentar desafíos. En esencia, la disciplina es fundamental para el éxito personal y profesional.

Una cosa lleva a la otra, todas funcionan en conjunto para una convivencia saludable y un sostenimiento de la sociedad.
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Artes marciales como método

Volver a la disciplina, el orden y el respeto no tiene que ser volver al servicio militar. Hoy en día existen actividades de origen militar (de ahí viene el término "marcial") que fomentan la ideología del esfuerzo sostenido dentro de mecanismos organizados y disciplinados, como funciona cualquier escuela.

Actividades como las artes marciales entre otros esfuerzos que requieren dedicación y paciencia pueden ser especialmente beneficiosas. Estas disciplinas no solo fomentan la resistencia física y mental, sino que también enseñan valiosas lecciones sobre el esfuerzo y la gratificación a largo plazo.

Las artes marciales tienen su origen en la necesidad de defensa personal y militar en diferentes culturas, especialmente en Asia. Surgieron como métodos sistemáticos de combate y estrategia de guerra utilizados por guerreros y soldados para protegerse, luchar en batallas, y mantener la seguridad. Con el tiempo, estos métodos se formalizaron y transmitieron a través de enseñanzas que combinaban aspectos físicos, mentales y espirituales. La práctica de las artes marciales evolucionó para incluir no solo técnicas de combate, sino también principios filosóficos que enfatizan el autocontrol, la disciplina y el respeto.

Las artes marciales ofrecen más que una solución física; son un camino hacia la madurez emocional y mental, son un método probado de desarrollo personal que contrasta con la fragilidad percibida de esta generación. Las artes marciales no solo promueven la condición física, sino que también enseñan valores esenciales como el respeto, la perseverancia y la disciplina. Estas prácticas ayudan a mejorar la autoestima y la concentración.

Para la generación de cristal, sumida en la vulnerabilidad y la inseguridad, estas disciplinas representan una herramienta invaluable para fortalecer el carácter y desarrollar una perspectiva más resiliente de la vida. Al adoptar estas prácticas ancestrales, los jóvenes no solo enfrentan sus miedos sino que aprenden a superarlos, promoviendo una transformación que beneficia tanto al individuo como a la sociedad en su conjunto.

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